CAMARADA GONZALO
- Lorena Luján
- 30 abr 2019
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 18 sept 2019

Interior de la prisión de Canto Grande.
Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso:
El 2 de abril de 1962 Rubén Manuel Abimael Guzmán Reinoso llega a Huamanga, Ayacucho, desde su natal Arequipa (Jara, U. 2017). La personalidad de Guzmán se debe en parte a una: «travesía de abandono. Fue perdiendo los vínculos afectivos con sus lugares de niñez y se quedó sin el aprendizaje de la amistad; por eso, ya de adulto, solía decir que no tenía amigos, solo camaradas de partido» (Jara, U. 2017). Conoce a Efraín Morote Best, rector de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (UNSCH), quien se había encargado de reabrir la universidad en el año 1959: «Efraín Morote anunció como objetivo convertir a la (UNSCH) en un centro de estudios orientado a brindar una oportunidad a los jóvenes de hogares pobres de la zona y a otros venidos de provincias cercanas. Pero se trataba de un discurso oficial, lo cierto es que detrás había un proyecto político, el de crear una universidad marxista» (Jara, U. 2017).
Efraín Morote le otorga un puesto estratégico en la (UNSCH) a Guzmán como director del Ciclo Básico en la facultad de Educación. Abimael desarrollaría las tareas de profesor de Filosofía en dicha universidad. «El senderismo, en sus inicios, logró infiltrarse en un sector del magisterio y siete meses antes de su levantamiento ocurrió una huelga de maestros que duró 118 días, desde el 4 de junio al 30 de septiembre de 1979» (Jara, U. 2017).
El (PCP-SL) pasa por distintos cambios en los años 60 y 70, lo que en un primero momento se conocía como el Partido Comunista del Perú – Bandera Roja, pasaría a llamarse Fracción Roja y terminaría con el nombre de Sendero Luminoso.
El fundador del (PCP-SL) es el hijo de Osmán Morote Best, Efraín Morote, quien decide crear el partido junto con el camarada Gonzalo en 1970. La base donde fundamentan sus ideas y les sirve como foco para captar militantes al partido es la (UNSCH). En esta universidad Guzmán mostraría la influencia maoísta que obtiene de su viaje a China en 1965. A diferencia de otras guerrillas, el discurso de Sendero Luminoso logra calar en distintas esferas sociales: «cómo es posible que un campesino de Ayacucho, un estudiante de la universidad en Lima y sectores de la pequeña burguesía peruana coincidan como carne de cañón, otros como cómplices y otros como seguidores con esa doctrina enloquecida» (Comunicación personal con J. Medem 2019).
El (PCP- SL) tenía una organización vertical que estaba dirigida por Abimael Guzmán Reinoso, quien pretendía expandir la revolución campesina a través del “Pensamiento Gonzalo”, una base ideológica en la que los senderistas recibían las directrices para llevar a cabo las acciones de la subversión.
Ayacucho fue el terreno fértil en donde se realizaron los primeros atentados, tardarían poco más de 10 años en hacerse notar en la capital peruana: «El origen de la movilización es el campo y luego nos centramos en rodear a las ciudades y penetrar en ellas con una violencia muy grande. En el caso de Sendero Luminoso, su origen campesino, también ellos en sus documentos lo relacionan con la tradición de luchas indígenas y campesinas en Perú» (Comunicación personal con J. Medem 2019). Una vez instaurados en el poder, el camarada Gonzalo tenía la ambición de llegar a ser la cuarta espada del comunismo internacional. La revolución y él se fusionaron y a lo largo de los años 80 y 90 el Perú conocía y sentía el accionar de Sendero. «Realmente se quedan con pequeños grupos de algunos países, ellos se quedan solos, por lo tanto él se considera el líder mundial a partir de Perú de una revolución que él solamente concibe que puede desarrollar, entonces las dos cosas son las mismas: su enloquecimiento doctrinal y su creencia de que él es el caudillo, la espada definitiva» (Comunicación personal con J. Medem 2019).
Del campo a la ciudad:
Una de las principales diferencias entre la revolución maoísta y la guerrilla de Sendero es quizás la desorganización con la que avanzan hacia Lima. Mientras que la China comunista vivía la revolución tanto en el campo como la ciudad, en Perú, Sendero Luminoso tenía controlada la sierra central del país, en ciudades como Ayacucho, Apurímac y Huancavelica la revolución del presidente Gonzalo se había impregnado y los senderistas pensaban que sería lo mismo en la capital. «No todo el país era Ayacucho, si todo el país hubiera sido Ayacucho, como fueron las provincias agrarias chinas, Sendero habría arrasado, de hecho arrasó en toda la zona sur. No había Estado, la miseria era brutal, el sentido de igualdad campesino encajaba muy bien con sus teorías pero en la sierra norte hay más agua no es tan seco el suelo, no es tan miserable, en la selva lo mismo hay más comida, es más verde. Todas las zonas agrarias del norte y la selva han hecho gente menos desesperada y no es tan fuerte la cultura milenaria» (Comunicación personal con S. Roncagliolo 2015).
A partir de 1980 hasta la llegada de Fujimori, Perú atravesó una de las peores crisis económicas y sociales en su historia. Motivo que hizo más factible el avance de Sendero ante la escasez de recursos y el agitado clima político que se vivía en aquel entonces: «Para mí lo ocurrido en nuestro país desde los 80 al 92 ha sido algo bastante doloroso y trágico para el Perú. Se han perdido vidas de ambos lados, del pueblo, de las fuerzas armadas, policías, militares, personas inocentes que no tuvieron participación y eso ha dejado profundas heridas en la sociedad peruana que hasta ahora no se curan porque precisamente no ha habido en nuestro país un proceso de reconciliación impulsado por parte del Estado» (Comunicación personal con A. Crespo 2019).
Sendero Luminoso tomó Lima por sorpresa, nadie sabía a lo que se enfrentaba, ni la policía, ni el ejército. «No hay otra cosa como Sendero Luminoso en América Latina, ni el mundo, salvo la comparación con los jemeres rojos. Sendero Luminoso no tuvo ni solidaridad ni repercusión en otro país de América Latina, ni hubo grupos que sinterizaran para unirse en algún frente, ni hubo movimientos que lo defendieran. No hubo nada que sintonizara con Sendero ni nadie que reprodujera su discurso, ni su accionar político y militar» (Comunicación personal con J. Medem 2019). Esta crisis no solo le sirvió al movimiento guerrillero. En las elecciones de 1990 se dio un giro inesperado ante la necesidad de un cambio que exigía el pueblo peruano: «El año 90 hasta el 92 fueron los peores años del Perú. Había una crisis, pero hasta el colapso, como una tormenta perfecta: corrupción galopante y terrorismo incontrolado» (Comunicación personal con C. Paredes 2019).
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