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CAMPAÑA PRESIDENCIAL

  • Foto del escritor: Lorena Luján
    Lorena Luján
  • 30 abr 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 5 sept 2019


El candidato Alberto Fujimori junto a su esposa Susana Higuchi posan votando en 1990.


Los 12 millones de dólares que gastó el (FREDEMO) de Vargas Llosa, no tienen comparación con los 200 mil dólares con los que el partido de Fujimori, Cambio 90, llegaría a Palacio de Gobierno. Los hijos y la propia familia del candidato se encargaban de empapelar la ciudad. Fujimori solo esperaba superar el umbral del 5% en las elecciones, aseguraba que eso le daría un protagonismo en la esfera pública. (Bowe, S. 2000).


Debate entre Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori.


Daniel Borobio, un argentino experto en relaciones públicas y marketing, fue uno de sus primeros asesores de campaña que supo leer al Perú que buscaba ser salvado de la situación en la que se encontraba. Canciones repetitivas y pegadizas, ritmos populares y frases como “Un presidente como tú” crearon el personaje político del “chino” que en cada enérgico mitin aseguraba sacar al país de la situación crítica en la que se encontraba. Subido en un tractor, caminando con botas por la selva y vistiendo ponchos en la sierra Fujimori llegaba donde los políticos tradicionales no lo hacían. «Se mimetiza claro, puro populismo usado en todos los medios de comunicación que tenía a su alcance y en ese momento» (Bowen, S. 2000).


Un acento inconfundible que delataba sus orígenes y una manera de comunicarse con el pueblo que rompía los estereotipos de la clase política a la que los peruanos estaban acostumbrados. La ola migratoria que llevó a la familia Fujimori a instaurarse en el Perú no tuvo buenos comienzos, pero él supo sacarle partido al barrio donde fue criado a pesar de ser uno de los más peligrosos y pobres de Lima: «De su barrio, la Victoria, Alberto Fujimori aprendió las claves de una tara nacional: la viveza criolla. Es un código de supervivencia que convierte en supuesto atributo a la picardía, a la capacidad de engaño, a la deliberada incongruencia entre el decir y el hacer» (Jara, U. 2017). Alberto Fujimori gana las elecciones el 10 de junio de 1990, en segunda vuelta, al candidato Mario Vargas Llosa con un 62.32 % frente al 37.68 %.


«Sobre todo, en Perú, a partir de Fujimori, los grandes partidos estaban perdiendo cada vez más protagonismo. De hecho en las elecciones que gana Fujimori el escenario político, cada vez que hay elecciones presidenciales en Perú, se inventa y salen personalidades, no partidos y las personalidades utilizan a partidos porque tengan un registro electoral lo utilizan porque lo necesitan pero no hay» (Comunicación personal Memdem, M).

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