Clara Elvira Ospina
- Lorena Luján
- 30 abr 2019
- 6 Min. de lectura
Directora de América Televisión y Canal N.

¿Se puede hablar de una crisis política en el Perú actualmente?
Hay una crisis política en Perú desde hace mucho tiempo. Es una crisis profunda, generada por gran falta de consensos, división ideológica y política muy clara. El fujimorismo ha sido finalista en las dos últimas elecciones. En 2011 llegaron a la segunda vuelta frente a Humala, que tenía una posición distinta a la del fujimorismo y en 2016 con Pedro Pablo Kuczynski, que tenía una posición un poco más cercana al fujimorismo, pero si bien tras la derrota del 2011 el fujimorismo se replegó y empezó a organizar su nueva campaña política y su reforzamiento para las elecciones del 2016, tras la derrota de 2016 lo que vino fue una confrontación muy fuerte con el gobierno, que ha generado grandes bloqueos en la agenda del Gobierno, que también hay que decirlo era bastante precaria que generó la renuncia de un ministro recién entrado al Gobierno, que generó una situación prácticamente ingobernable y que provocó precipitó la renuncia de PPK, acorralado por denuncias de situaciones no claras o altamente cuestionables desde el punto de vista ético y penal en relación con Odebrecht.
Hace unos días hablaba con José Manuel Martín Medem y mencionaba que la figura de Fujimori era única en América Latina, que si alguien se le podía parecer un poco, salvando las distancias era Álvaro Uribe. ¿Usted encuentra alguna similitud entre el uribismo y el fujimorismo?
Fundamentalmente el caudillismo. Son figuras de caudillos de líderes intocables, de líderes con una imagen de fortaleza, mano dura y unos seguidores que a partir del surgimiento de ellos sintieron un poco menos de vergüenza de declararse de derecha y de defender una agenda radical, que los ampara la ideología de los dos líderes. En eso les veo similitud.
Perú se encuentra en el puesto 105 de 180 países en la escala de corrupción. ¿La corrupción forma parte de la opinión pública o la gente mira para otro lado y dice “esto es un problema de siempre y siempre va a tener corruptos a los dirigentes”?
Yo creo que hay una gran conciencia de los problemas de corrupción, de hecho esa es una encuesta de percepción. Una encuesta que le pregunta a la gente si su país es corrupto y claramente es un país que tiene gran conciencia de que hay niveles muy altos de corrupción. Y hay un estigma inmenso con la clase política. Un hastío, una sensación de que todos son iguales y eso es peligroso.
Si usted cree que la gente como dice estos informes, que la gente forma parte de la opinión pública, ¿Por qué se suele informar en los medios de comunicación en prime time la política y los sucesos se dejan por la mañana?
Bueno todos los países tienen unas costumbres de informarse distintas. Los noticieros de la mañana de Perú son distintos a los de la mañana en Colombia o España. Hay una tradición de ver noticieros muy largos y no son noticieros netamente políticos, pero cada vez hay más información vinculada con la política y con esos hechos de corrupción en todas las franjas horarias.
Usted decía en una entrevista que dio a América Televisión, que parte de su trabajo es poner luz donde hay sombra. Con la corrupción enquistada en las instituciones del Estado y de algunos medios de comunicación, ¿cómo asegura su objetividad y transparencia de la información que brinda tanto en América Televisión como en Canal N? ¿Cuáles son las directrices que brinda usted y su equipo de trabajo?
Bueno, sobre todo hacemos un trabajo muy abierto entre nosotros, entre nuestro equipo. Hemos montado una estructura bastante horizontal que permite que haya participación de los reporteros, editores, redactores y de la dirección en una discusión, al final yo tomo las decisiones, pero hay mucha discusión y autocontrol entre nosotros… no encuentro la palabra exactamente pero hay un control social y cuando sentimos que nos hemos equivocado en algo como somos un equipo grande sentimos que es más fácil controlar una manipulación o un apasionamiento de un periodista o de un cierto programa, porque lo discutimos entre nosotros con franqueza.
Y qué pasa por ejemplo si en un caso como el suicidio del ex presidente Alan García usted o uno de su equipo por un titular o una primicia toma la delantera y decide hacerlo sin justificarlo. ¿El fin justifica los medios en el periodismo?
Los resultados y nuestro nombre hablan sobre lo que hacemos todos los días. Nosotros hemos hecho un trabajo profesional que se reconoce por la gente en el Perú. La gente puede tener opiniones en torno a lo que hacemos pero nuestro trabajo somos el canal que tiene, el segundo canal después de nosotros tiene… vamos el 120% por encima en señal abierta y cable. Ahora estábamos viendo las cifras y la proporción es esa. Nuestro juicio a los periodistas lo hace la audiencia y nosotros hacemos un periodismo en el que cometemos errores, claro como todos, pero tenemos un equipo sólido, reconocemos nuestros errores cuando nos equivocamos y hemos sido respetuosos pese a las críticas y que los partidos políticos siempre critican a quienes publican cosas que no les gusta. El APRA criticaba nuestros informes sobre Alan García muchísimo, no obstante podrás verificar que los congresistas, dirigentes del APRA, el secretario de Alan García que estuvo ayer… si ellos creyeran que no somos un canal serio no vendrían a este canal. Y vienen todos, entonces nos defienden nuestros resultados, nuestro trabajo y reconocer cuando nos equivocamos.
Usted es una persona que desde hace unos años vive y radica en Perú. Me gustaría preguntarle como periodista, ya que sabe que la familia Fujimori forma parte del panorama político desde 1990, ¿Cómo ve usted desde fuera cree que los seguidores del fujimorismo han tomado el encarcelamiento de Keiko Fujimori?
La verdadera tragedia política peruana es la tragedia de la familia Fujimori. Es un drama de dimensiones épicas lo que significa y encarna las peleas internas en la familia las luchas por el poder y el país asiste impactado todo lo que les ha ocurrido. Un presidente fugitivo que decide regresar creyendo que será recibido en honor de multitud y termina siendo encarcelado y condenado y estrenado con él la figura de autor mediato de crimen de lesa humanidad y pasa once años en prisión y logra un indulto y por la presión del partido político de su hija termina cayéndose quien le dio el indulto a su papá, y él, la justicia con la investigación que hace el partido político de su hija termina constatándose que fue una negociación política el indulto y ordena que regrese a la cárcel el padre. Eso que además con los votos y la presión de Keiko se haya echado al Congreso a su hermano, Kenji Fujimori, hace que ni un gran historiador de la historia de Roma lo habría escrito mejor.
Ahora que hablamos de Kenji Fujimori ¿usted cree que se podrá presentar a las próximas elecciones?
Bueno en el Perú el largo plazo es una semana y todo puede cambiar muy rápido. No podría hacer ningún augurio sobre lo que podría pasar.
Yo leí hace poco en la prensa en un informe que la ciudadanía pedía mano dura contra la corrupción. También es un caldo de cultivo muy interesante la inmigración venezolana y afloran sentimientos de distintas maneras. Posiblemente se podría vaticinar un gobierno de extrema derecha así como viene pasando en el resto del continente. ¿Cree que Kenji Fujimori podría ser el abanderado de ese gobierno de mano dura?
No, te acabo de decir que no me atrevo a hacer predicciones sobre lo que pase en el Perú porque este como casi todos, pero sobre todo este país es muy impredecible. Era bastante probable que en Colombia ganara el uribismo la presidencia, era más fácil de predecir. Predecir que va a pasar dentro de un año en Perú es muy difícil de decir.
Yo quería saber ahora cuando usted comentaba con los informes que ustedes sacan ahora del APRA, si alguna vez los han amedrentado, amenazado o recibido alguna llamada tocando la atención por parte de algún partido político.
Los partidos políticos se equivocan cuando los periodistas que son sus enemigos pero es comprensible la equivocación porque estamos en la misma batalla en la de la opinión pública. Es natural que piensen que detrás de la pantalla hay figuras políticas y no periodistas, pero nosotros hacemos periodismo y cuando publicamos cosas hay las mismas ofensivas que en RRSS en todos los países. Nos ponen cosas, nos ponen motes, acosan en redes a la conductora a los periodistas pero con poco éxito porque la mayoría de gente como te decía reconoce el trabajo. El ruido de las redes no impide nuestro trabajo.
A raíz de las redes sociales hay una cosa que me llama la atención y es que cuando los periodistas se meten con el fujimorismo o con el APRA se les tilda de rojos, terroristas despectivamente. ¿Cómo se lidia con eso?
Yo no entraría en el tema de decir si es de izquierda o de derecha, porque es una manera de descalificar a los periodistas sobre todo de una manera mentirosa, porque hacer una denuncia de corrupción no tiene nada que ver con la izquierda o la derecha. Ellos aseguran que hay una ideología detrás del compromiso periodístico nuestro y bueno yo en mi caso he defendido con convicción la posibilidad del acuerdo de paz en Colombia y eso a los ojos de nuestros críticos es una complicidad con las FARC a los que llaman terroristas y dicho lo cual me llaman “terruca” permanentemente, pero a mí lo que digan de mí en términos descalificativos no me importa para continuar mi trabajo.
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