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José Carlos Paredes

  • Foto del escritor: Lorena Luján
    Lorena Luján
  • 30 abr 2019
  • 9 Min. de lectura

Periodista y escritor. Asesor de la vicepresidenta de Gobierno Mercedes Aráoz.


Primero te quería preguntar si estas satisfecho con la película que hicieron “La Hora Final” inspirada en tu libro. ¿Estás satisfecho con ese resultado?

Lo que pasa es que son dos productos culturales distintos. Lo mío es un libro periodístico sobre un grupo de policías que entiende el fenómeno de Sendero Luminoso y hace una estrategia distinta para llegar a Abimael Guzmán, que en ese momento era el enemigo número de 1 del país y el más, digamos se convirtió en un mito, era el más buscado, pero además no se sabía mucho de él simplemente estaba omnipresente. A pesar de que en un atentado los peruanos inmediatamente nos imaginábamos a aquel tipo que daba las órdenes. Cada vez que había algún atentado muy fuerte nosotros pensábamos que era incontrolable, que él podía hacer todo sin que nadie le ponga fin. Ese es por un lado mi libro. Es una reconstrucción periodística de un hecho histórico y que sobre la base de este grupo policial. En cambio la película es un producto distinto obviamente es una ficción que sí se basa en la historia real del GEIN pero no tanto se basa en mi libro. Yo no hice el guion de la película. La película la hizo Eduardo Mendoza. En sí la historia es tal cual. La película para mi gusto toca dos cosas que son importantes, primero la manera de trabajar del GEIN con sus carencias, pero también con su inventiva, su liderazgo indiscutible de Benedicto Jiménez, con el orden de Marco Miyashiro, pero con la sagacidad de estos chicos jóvenes policías que querían comerse el mundo e inventaron sus propios métodos, se apasionaron mucho por su trabajo y en condiciones muy precarias porque no había apoyo salvo en el gobierno estadounidense. Les alcanzaba solo para sobrevivir. La película lo reconstruye bien me parece. Claro, nunca pasó lo que la película aparece que un hermano de una agente del GEIN era de Sendero.

El otro acierto de la película es reconstruir la Lima ochentera y de principios de los 90 que ya era totalmente otra ciudad respecto a la que tenemos ahora en el siglo XXI, al final me pareció que cuando veía la figura de Abimael a mí me decepcionó porque el que pone la película me parecía un tipo más devaluado. Claro como yo había visto a Abimael de reportero ese día en la jaula, me dio la sensación en la película más de caricatura pero digamos en términos de factura técnica me parece que no está mal hecha. No es la mejor película de Eduardo. Básicamente son dos productos culturales distintos y ya te lo cuento porque lo necesitas saber, se propuso el mismo nombre por cuestiones comerciales, no es que yo tuviera que ver nada de la película ni que la película tomara la base del libro. Lo que comparte es el nombre y la historia de este GEIN. Lo mío es un reportaje y la película es lo que suele ser una obra de ficción.


No me imagino cómo pudo ser ir a la captura de un terrorista vestido así con el traje de rayas y todo eso. Tú eras bastante joven imagino de esa época de reportero.

Tenía 22 años.


¿Qué sientes cuando ves eso?

Me enamoré de la historia porque me toco cubrir el 12 de septiembre del año 92, ese 12 que fue sábado estaba trabajando. Me enamoro de la historia porque poco a poco voy conociendo al GEIN y descubro que hay una historia fabulosa de como un grupo de policías contra todo había logrado clasificar el inicio de la dataficación del Perú. Porque seguro que si has conversado con tus papás, tus tíos mayores, quizás tus abuelos… El año 90 hasta el 92 fueron los peores años del Perú. Había una crisis pero hasta el colapso, como una tormenta perfecta: corrupción galopante y terrorismo incontrolado. Sendero en su mejor momento poniendo coches bomba en casi todos los sitios. Pusieron bombas hasta en Canal 2, en Tarata, asesinó María Elena Moyano, paros armados… Era el momento que equivocadamente ellos llamaron el equilibrio estratégico ¿no?. Entonces sí yo recuerdo ese día como si fuera ayer, porque había gente en la calle, festejando, recuerdo gente llorando, cuando ya se confirma la captura de Abimael. Y luego a los pocos días la policía dejó ingresar en esa casa a la prensa y yo tuve la suerte de estar en ese grupo. En la casa de los Sauces. Incluso rescaté un reportaje de esos años e hice una “stand up” justo abriendo el cajón como abría un policía reconstruyendo un poco. Y claro ese día los propios periodistas nos queríamos llevar algo de la casa como souvenir, como manera de decir que yo estuve allí. Yo me llevé un cenicero, que yo lo tenía pero ya lo he perdido.


No puede ser. ¿Cómo puedes perder ese trofeo de guerra?

Y de ahí otro reportero se consiguió un frasco de la medicina que tomaba Abimael. Y así más cosas en fin. Hay un museo que guarda muchas de las cosas de Abimael. Pero para responder tu pregunta. Sí me tocó cubrir eso de joven pero ya después descubriendo la historia real, viendo una historia oficial muy amañada por cierto muy maquillada porque al final todos querían ser los padres de esa gran victoria contra el terrorismo. Fujimori, Montesinos, el propio Ketín Vidal… Todos querían ser los padres de la criatura. Fuimos reconstruyendo esta historia y más o menos la tenía completa cuando en el año 2017 tenía un amigo en Planeta y me dijo: “Oye ya publicas esto como lo tengas o sino esto a los 25 años ya olvídate”… “Esto simplemente se va a perder y sería una pena que los peruanos no conozcan esa parte real de lo que pasó”. Por eso me puse las pilas y me puse a escribir. Había recopilado muchísimo material y me tocó reconstruir, hablar con los del GEIN. Ya después de 25 años se habían animado a contarme más cosas que por varios motivos no se habían atrevido a contar, por seguridad, por vergüenza. Eso por ejemplo, de que ellos fueron estafados era muy vergonzoso para ellos porque los policías que habían logrado capturar al monstruo se dejaron estafar por un charlatán. Pero ya veinticinco años después el tiempo hace su trabajo y ya las perspectivas alejan el peligro y salieron a contar. Ahora, obviamente que mi libro todavía sigue siendo insuficiente, porque de 84 policías, te cuentan 84 historias diferentes, obviamente cada una tiene su historia como para hacer un libro de cada una de ellas. Pero fíjate que yo ahora me encuentro con alguno de ellos en el centro que me conocen y nos tomamos un café y me empiezan a contar más cosas de ellos. Y yo les digo “oye a cada uno les puedo hacer un libro” porque son anécdotas y cosas. Incluso un día uno me trajo fotos y me dijo mira “yo no te estoy mintiendo, acá están mis fotos”. Pero digamos que cada uno lo vivió respecto a su realidad y sus recuerdos, que son imposibles meterlos todos en un solo libro. Traté de reconstruir la línea maestra solo.


¿Crees que hubiera sido posible la captura de Abimael Guzmán sin la intervención del GEIN?

No. Mira, lo que me queda claro es que los peruanos en general, los ciudadanos, no solo las FFAA o los gobernantes de turno, nos demoramos mucho para entender el fenómeno de Sendero porque en Latinoamérica, después de la Revolución cubana lo que aparecieron fueron movimientos guerrilleros, que nacieron bajo el modelo cubano y tenían legitimidad porque se levantaban ante tiranos, corruptos… Caso de Cuba, Fulgencio Batista o Nicaragua con Anastasio Somoza, por lo tanto tenían legitimidad porque se estaban enfrentando a corruptos o tiranos. Además eran casi ejércitos regulares, que tenían uniformes, conseguían armas de la URSS o de contrabando, caso de las FARC, M19, ELN… Y en general en toda Latinoamérica hubo movimientos guerrilleros entre los 60, 70… Incluso en Perú en 1965 hubo dos pequeños brotes. Puente Uceda en Cuzco quiso hacer un movimiento guerrillero similar al guevarista. Pero Sendero era otra cosa. Un grupo más sanguinario, más fanático, inspirado en la revolución cultural de China de Mao Tsetung. No era un ejército regular que se vistiera de verde oliva, eran campesinos que se mimetizaban. No se proveían de armas de Rusia o del mercado negro, porque además a los rusos los consideraban revisionistas y se enfrentaban con ellos. Eran de la facción china ya cuando en el comunismo se había producido una escisión entre los rusos y los chinos. Y mataban a un policía en la esquina para quitarles el revolver. Era gente muy fanatizada, muy mesiánica y usaba la guerra de guerrillas, no acataban ni las reglas de la guerra como en un levantamiento de los que van de verde oliva contra el ejército regular. Mataban por la espalda, mataban a campesinos a pedradas para ahorrarse balas y eran absolutamente utópicos cuando decían que tenía que correr mucha sangre para que la revolución triunfe. Y a parte de esta ideología maoísta se combinaba con la mitología andina, que viene de la colonia de los incas sometidos por los españoles. Había un caldo de cultivo para inocular estas ideas (contra la ocupación y el imperialismo) y en eso fue exitoso Abimael Guzmán. Nos demoramos mucho en comprender esto y fueron diez años fallidos de los 80 a los 90, no se entendió el fenómeno y se pensó que solo era una cuestión de Ayacucho o los Andes del sur.

En los archivos periodísticos hay muchos recortes de lo que decían los políticos a principios de los 80 y se decían barbaridad y media. Belaunde decía que eran “avijeros” y el Canseco Cisneros, congresista de la Izquierda Radical decía que era una maniobra de la CIA para desacreditar a la izquierda peruana. Otro diputado de extrema derecha, Aguirre decía que un portaviones ruso anclado en el Caribe cubano mandaba gente para desestabilizar esta parte de Sudamérica. Había por tanto, bastantes versiones disparatadas y nadie estudió bien el fenómeno y se cometieron errores. Por ejemplo se mandaron a los sinchis a Ayacucho a violar derechos humanos de los campesinos. Porque como Sendero se mimetizaba con los campesinos estos se pensaban que todos eran terroristas y los terroristas pensaban que todos eran soplones de las fuerzas armadas. Por tanto estaban entre dos fuegos y siendo abusados por los dos lados. Hasta que este equipo de policías empieza a darse cuenta de que este fenómeno era distinto, y ahí el valor importante de Benedicto Jiménez que es un tipo estudioso que empieza a estudiar el maoísmo, el radicalismo chino y se da cuenta que Sendero va por ese lado. Empieza a entender sus escritos, su mentalidad dogmática, sus planes y dice “estos no son unos loquitos que están matando gente o poniendo bombas volando torres porque les guste la violencia, no, estos quieren tomar el poder”. Querían reivindicar la nueva República Popular del Perú. Había una política radical nueva y unos nuevos métodos que nunca se habían visto hasta entonces ni siquiera en Latinoamérica. Estaba el fenómeno subversivo pero de la guerrilla, esto era distinto, maoísmo puro, muy sanguinario y distinto a lo que vimos en los 60, 70… Por tanto hasta los 90 fue que no nos dimos cuenta de que estaba ocurriendo y después el GEIN desde el punto de vista militar los vence. Todavía en el campo político no los hemos vencido totalmente, porque todavía hay mucha gente que les defiende en la actualidad y cree en la revolución, la lucha de clase y que la lucha armada es un camino. Quizás menos pero nunca sabes.


La desigualdad sigue existiendo, por ejemplo en Ayacucho ¿no?

No, el Perú lleva 20 años creciendo sistemáticamente su economía y hoy hay una clase media cuando hace 30 años había una pirámide perfecta. “Bastantes millones de peruanos han dejado de ser pobres”. Cuando están cubiertas sus necesidades no piensan en la revolución y piensan en su bienestar y su familia. En términos generales sigue siendo un país desigual, pobre (aunque haya bajado mucho) pero no se dan las condiciones para que un fenómeno como Sendero se dé, no solo por el Perú sino por la caída del comunismo y de sus modelos) No creo que el modelo senderista vuelva a tener un caldo de cultivo ni pueda inocularse.

Abimael Guzmán falla en una cosa estrepitosamente de diagnóstico sobre la sociedad peruana y es que pensaba que el Perú rural era como él lo había estudiado en los 60, pero ya cuando el empieza la lucha armada en los 80 se había convertido la reforma agraria de Vela y eso fue importante para que muchos campesinos no lo siguieran, porque esos campesinos eran dueños de sus tierras. El abuso de los hacendados o el poder de los terratenientes no era igual que el de hacía unos años atrás después de la reforma agraria. Por lo tanto, la reforma agraria fue un fracaso en términos económicos, pero en términos políticos se demostró que fue un acierto y seguro que lo mejor que hizo Velasco, porque de alguna manera impidió el triunfo de Abimael.


Ya que has hablado de las contradicciones de la izquierda cuando alcanza el poder antes, quería lanzarte la cuestión de por qué Abimael y la cúpula de Sendero se establece en barrios de clase media y alta de Lima. ¿Era una fachada para que nadie los busque o era que se pensaban que podían vivir allí?

Yo he conversado con mucha gente que ha conocido a Abimael Guzmán desde Ayacucho, cuando él llega de Arequipa en los años 60. Por ejemplo Carlos Tapia es un gran conocedor del fenómeno senderista y escribió un libro de Sendero. Él fue profesor de la Universidad San Cristóbal de Huamanga junto a Abimael y le conoció, y él me dice “Abimael desde que le conocí siempre fue un burgués, no sé porque decía que era comunista cuando era un burgués hasta en la forma de tratar, siempre querían que le dijeran doctor.” Cuando decide establecerse en Lima después de que le apresan dos veces por promover una huelga, llega a Lima como inicio para prepararse para la lucha armada y ya se establece en una casa que era propiedad de sus suegros y que eran gente de plata, los de la Torre y vivían en la calle Pershing de Lima. En San Isidro. Y de ahí nunca dejó de vivir en lugares residenciales y de dinero.

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