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Millennials, la generación suicida

  • Foto del escritor: Lorena Luján
    Lorena Luján
  • 28 oct 2018
  • 11 Min. de lectura

Nuria Fabregat.

“Fue entre semana, mi amiga me notó rara. Yo estaba en casa y llamó a mi madre que era enfermera de noche y no la despertó hasta el 15 telefonazo, yo estuve escuchando desde la cama como le sonaba el teléfono varias veces pero no me podía levantar había tomado muchas pastillas. La siguiente imagen que tengo fue despertarme en el box de urgencias”. Nuria Fabregat tiene 30 años y 3 intentos de suicidio. La joven de origen catalán pertenece a la Generación Y o Generación Peter Pan, los millennials son personas que nacieron entre 1981 y 1995. Estos jóvenes se hicieron adultos con el cambio de siglo, actualmente encabezan las estadísticas en cuanto a suicidio se refiere, son algunos de los datos que otorga desde su despacho, Javier Jiménez Pietropaolo, psicólogo clínico y presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS) “Desde el año 2008, el suicidio es la primera causa de muerte no natural, pero desde el año 2015, hasta la fecha, en países del norte de Europa y hacia allí apuntan las estadísticas españolas. Se va a convertir en la primera causa de muerte de mujeres y hombres adolescentes y millennials de 17 a 29 años”. Los jóvenes del milenio serán más del 70% de la fuerza laboral del mundo industrializado para el año 2025, en España suman un total de 8 millones de personas que viven en un entorno económico mejor que el de sus padres pero que cuando salen al mercado laboral las ofertas de empleo no se adaptan a sus necesidades, muchos de ellos sufre de depresión, la causa principal del suicidio, algunos logran salir adelante gracias a una llamada. Desde la central en Madrid del Teléfono de la Esperanza, Isabel Ponce Velasco, directora técnica de la ONG que recibe alrededor de 200 llamadas de auxilio por semana desvela los principales problemas sociales de los jóvenes entre 23 y 37 años. “Es la primera generación que vive peor de lo que vivían sus padres por la crisis, los problemas económicos, yo creo que sí que es verdad que las nuevas tecnologías a veces impiden el contacto social y el crear una red social mucho más sólida es distinto de lo que pasaba antes con la comunicación. El sentirse apoyado y arropado no nos lo da estar todo el día en WhatsApp o tener 1 millón de amigos en Facebook, nos lo da el contacto con la otra persona, el poder llorar con alguien, reír con alguien, esa red de apoyo. En el tema de suicidio decimos que el mejor apoyo es una red social afectiva que sea efectiva, no es tengo muchos amigos y tengo familia, sino gente con la que poder contar, gente con que se pueda uno apoyar cuando tenga un problema y compartir los momentos duros y las alegrías”. Nuria se ha encargado de buscar otra red de apoyo tras el fallecimiento de su madre, personas que puedan apoyarla ante un nuevo intento de suicidio como el que ocurrió el 11 de mayo del 2017 “Es pensar que hasta ahora podía hacer “el idiota” porque mi madre siempre estaba ahí y a la que veía que desvariaba ella me daba el toque de alarma y me centraba, ahora no está y tengo que ser yo la responsable de mi misma y evidentemente es mi decisión tomar la medicación o no tomarla y en mi caso la tomo. Para mí es fundamental sentirme segura cuando me siento mal, contar con la gente que si les digo hoy estuve toda la noche pensando en la muerte, tener alguien al lado que me no me diga; ¡Oh! ¿Qué dices? no seas tonta… Tiene que ser: vale Nuria, estás en la primavera, ¿necesitas algo?, ¿quieres que duerma contigo? Para mí la clave es la comunicación”. Las relaciones de padres e hijos no siguen una norma estándar, Maite Coma no tuvo suficiente comunicación con su hijo David antes que decidiera precipitarse por la ventana de su habitación “No sabía cómo ayudarlo, le dije vamos al médico y me dijo: no quiero ir al médico porque todos son malos, me persiguen, según nos dijo a nosotros un psicólogo conocido nuestro que por los síntomas parecía

un brote psicótico. Llamé al 061 y nos dijeron que si no estaba agresivo no podían hacer nada, que me quedase tranquila, que lo llevara la mañana siguiente por consulta. No hubo mañana”.


De 99 a 333

El programa “Código 100” de la fundación Jiménez Díaz y el hospital 12 de Octubre se encargan de la prevención secundaria de conducta suicida dirigida a pacientes que han hecho intento de suicidio. Trabajan en él 9 profesionales y desde la 4º planta del Centro de Salud Mental de Quintana la corresponsable del “Código 100”, Lucía Villoría Borrego explica cuál es el protocolo del programa de prevención “Lo primero atenderle en urgencias y descarta que haya un riesgo físico para la persona y ver un poco qué daños ha producido el intento de suicidio, si son cortés atender y curar los cortes y si ha tomado pastillas ven la situación física del paciente, si se ha hecho daño en el hígado o dañado otro sistema, luego ya descartado y estabilizado el paciente, desde el punto de vista somático y físico, requiere una valoración por el psiquiatra en urgencias. Se hace una valoración psiquiátrica con una primera orientación diagnóstica y se toma la decisión a seguir: ¿necesita ingreso? se le ingresa en planta. Se puede derivar al programa código 100 siempre y cuando el paciente esté de acuerdo, es totalmente voluntario” La psiquiatra acompañada de dos becarias asegura que “En los últimos 3 años en términos absolutos están descendiendo en la Comunidad de Madrid y España es uno de los países del mundo con las tasas más bajas de suicidio”. Para Javier estos datos son erróneos “Durante muchos años la comunidad de Madrid decía que hay 99 suicidios, exactamente hasta el 2012 y un año más tarde dijo que había 333, ¿Qué es lo que pasa? ¿Cómo es eso posible? Lo venía diciendo el director del instituto anatómico forense de la Complutense en Madrid que salió en ruedas de prensa en el año 2010 diciendo que había realizado cerca 300 autopsias por suicidio pero de las cuales solamente habían dictaminado que menos de 100 eran suicidios. De pronto, otras comunidades autónomas ya se estaban burlando de la Comunidad de Madrid porque ya Madrid siempre está a la cola, siempre es la que tiene menos suicidios y ¿Por qué salta un año de 99 a 333? Pues lo dijo muy claro: te metes en el INE y te salen los datos del 2013, no es que haya aumentado los 333, es que no teníamos en cuenta los datos del Anatómico Forense de Madrid, la piña central. ¡Ah! ¿No estaban teniendo en cuenta la piña central de Madrid que son casi 4 millones de habitantes?...” Los datos no son exactos para este problema social que se lleva un promedio de 10 personas al día, para José Antonio Rivero la seguridad social tampoco cumple la función que debería y no brinda a sus pacientes diagnósticos exactos. Debido a una tardanza en el resultado del problema que tenía su hija menor, la menor se suicidio estando él y su pareja en casa “Ella estaba tratando de averiguar si tenía un trastorno límite de personalidad, cuando saltó por la ventana tenía 17 años y el trastorno no lo diagnostican hasta cuando tienes 18, pero tenía un trastorno alimenticio y se confundían un poco porque los síntomas son parecidos. Yo creo que faltan medios en la seguridad social, no veo apoyo por parte de ellos, a través de la sanidad pública tuvo algunos ingresos porque ella misma nos lo pidió quiso dejarlo y al poco tiempo de dejarlo se suicidó”.


El suicidio tiene un crecimiento del 9% cada dos años según las cifras oficiales del INE y los millennials no distinguen entre pastillas, incisiones en las venas, precipitaciones por la ventana, todos los métodos que sean necesarios para acabar con el dolor y angustia que pueden sentir en ese momento. Según el psicólogo Marcelino Jiménez Sánchez de Gran Canaria los jóvenes de la Generación Y, no son conscientes realmente de la muerte “Un joven se suicida muchas veces por una rabieta y piensa que cuando lo hace va a estar viendo su entierro desde una nube, un joven no sabe lo que es la muerte, no tiene capacidad para saber lo que es la muerte”. Afirma también que dan ciertas señales de su intención suicida “Antes de hacerlo están muy mal, muy deprimidos y días antes del acto están contentos, están muy bien y ahí es cuando lo van hacer. Ellos están contentos y liberados porque ya ven que se acerca el día de su marcha, siempre te cuentan lo mismo, los familiares te dice: es que días antes estaba muy contento. Pues claro, no lo esperábamos, pero estaba contento porque ya sabía que día se iba”. Maite cuenta con la voz quebrada y entre lágrimas que David se había matriculado en un curso de informática días antes de su partida “A los dos días de haber fallecido me viene el paquete con los materiales. Él se había matriculado supongo que por trimestres iban mandándole los libros y él iba pagándolos y dije a ver: él se ha sacado buenas notas y de pronto bueno. Te da mucha impotencia, te quedas sobre todo con mucha impotencia”. Nuria reconoce las señales atípicas y procede a pedir ayuda “Es una enfermedad y es incurable y esto es así unos días en concreto. La idea puede estar ahí y que en momento dado tú quieres acabar con esto porque quieres vivir un día sí y otro no pero yo creo que vale la pena suicidarse, la clave es reconocer los primeros síntomas en mi caso son: me meto unos atracones de comida, sobre todo carbohidratos o detalles tontos como que he colgado la lavadora hoy y no la voy quitar hasta dentro de 4 días porque me da pereza. No puedo asegurar tampoco que no lo volveré hacer, yo tengo terror y pavor que un día el raciocinio que tengo conmigo no gane y gane la enfermedad. Quiero pensar que he aprendido mucho de mí y que por el momento no tengo ninguna idea de realizarlo y que cuando me pase podré pedir ayuda pero también sé que es degenerativo cada vez que ocurre te consume más, espero que si hay una cuarta vez sepa pedir ayuda”.

Millennials y redes sociales

Hace un año la influencer Celia Fuentes, fue hallada sin vida en su casa de Madrid. Se hizo conocida tras su paso por el programa “Quiero Ser” pero sus últimas publicaciones mostraban a sus seguidores que atravesaba por un cuadro de depresión. El padre de la modelo de 27 años se encontró el cuerpo sin vida de su hija colgado de la escalera con una sábana. La instagrammer Ana Manrique y amiga cercana de Celia comenta que la depresión venía hace muchos años atrás “Celia fue mi amiga durante la universidad aunque era más pequeña teníamos clases en común o ratos en común que éramos bastante amigas e incluso he llegado a dormir en su casa con su padre y sé justo como explicaban donde pasó todo, o sea lo tengo como una foto y a mí la noticia me dolió un montón. Ella siempre fue una niña que tenía un muchos problemas, familiares, con muchas inseguridades y había tenido muchos problemas ya, entonces si encima estás expuesto a la valoración de la gente pues tienes cosas buenas pero tienes muchas malas y hay que ser muy fuerte también para las malas. Ella no lo era, era muy insegura, muy sensible… Se metió en un mundo obsesionada, la última vez que hablé con ella estaba obsesionada con como fuese pues, quería ir a Hollywood, quería casarse con un futbolista o un deportista, cualquier cosa no sé, ella decía que era su mundo que ella iba a llegar y que bueno tenía problemas ya a raíz de las redes sociales. Estaba acomplejada se empezó a operar y ella se veía cada vez peor, ella tomaba muchas pastillas antidepresivas. A mí me dolió un montón de hecho tengo unos pendientes que me regaló y cada vez que lo pienso me entran escalofríos. Espero que sea la última porque hay muchas, en Estados Unidos ha pasado más de una vez, pero que sea tan cerca de mi entorno, no”.


El tabú del siglo XXI

Esta generación que vive entre los dos mundos de la Generación X y los Centennials ha consolidado su personalidad junto con las nuevas tecnologías. Están tambaleándose entre lo viejo y lo nuevo pero existen temas de los que prefieren callar y otros que la sociedad sumerge en silencio pero ellos necesitan y exigen se visibilicen. “Hay tabú y hay miedos. Hablar de la muerte a mi quizás es una forma de como rebajar la ansiedad escucharlo en voz baja y pensar qué tontería no vale la pena” Nuria pide que se hable del suicidio, por su bien y el de las personas que atraviesan ideas de quitarse la vida. Desde su escritorio y elevando sutilmente el tono de voz, Isabel que empezó como voluntaria en el Teléfono de la Esperanza comenta “Hay casi 4 mil muertes en España al año, más del doble que por accidentes de tráfico, no hay campañas como las hay en accidentes de tráfico donde los datos salen con 2 días de diferencia o de violencia de género donde los datos los tenemos el mismo día. No hay campañas, no hay un plan nacional de prevención del suicidio todas las ONG’S pedimos siempre un plan nacional que sirva como marco para planes regionales para otras comunidades autónomas. Tendría que pasar por la formación a la atención primarias: policías, bomberos, médicos de cabecera que es primero que atiende a una persona y le pude decir los primeros indicios de ideación suicida entonces como no se habla de ello porque sigue siendo un tabú y un estigma como son las enfermedades mentales y no nos damos cuenta que tenemos un grave problema de salud pública. Tendríamos que empezar primero por hablar de ello, por sensibilizar a la población, crear planes de prevención y poder ayudar a las personas que lo necesitan y luego trabajar en formación con los medios de comunicación también es importantísimo. La Organización Mundial de la Salud tiene un manual para el tratamiento de noticias de suicidio en medios de comunicación y los medios prácticamente no lo conocen, o no sacan noticias de suicidio. Cuando la sacan son un poco amarillistas y subjetivas. Se puede hablar de suicidio sí, pero hay que hablar bien de ello. Hablar y ponerlo encima de la mesa porque uno de los mitos por los que tenemos que luchar es que hablar del suicidio puede incitar a alguien que lo comenta. El efecto llamada es un mito. Ese efecto llamada que Madrid tuvo en el viaducto y que no quiere que se repita en el metro, donde 26 personas al año se arrojan a las vías del tren, aproximadamente 2 personas al mes, sin contar los intentos fallidos que aumentan en época de primavera. Juan Antonio Ortiz, portavoz del sindicato de maquinistas de metro asegura que el tema de los arrollamientos se torna gris y que no figura en los informes “El metro le llama intervenciones, situaciones ajenas a metro o causas ajenas a metro o accidentes y no le llama arrollamientos. Nunca jamás en los informes. Creemos que hay un pacto para que no se de una alarma social y que la gente no se tire como paso antiguamente que se tiraba del viaducto que provocaba un efecto llamada, en parte es imagen y en parte el efecto llamada. Es un problema porque todos los días te levantas pensando, ¿me pasará hoy? Yo llevo 11 años y me ha pasado dos sustos pero hay compañeros que sí han tenido varios y no han vuelto a trabajar en el túnel”.

El suicidio es una realidad latente que castiga a padres y madres como Maite que confiesa que lo que hizo David el 9 de febrero del 2012 “No se lo deseo ni a mi peor enemigo, es lo peor que me ha podido pasar en mi vida”. Mientras que Nuria se siente orgullosa de poder seguir plantándole cara “Tengo una suerte muy grande hice farmacia, luego cambié biomédicas por quiromasajista. Sé que no soy un perfil común he tenido pareja estable sin ningún tipo de problema, no me puedo quejar para nada pero sí que pasas por momentos duros. Cada vez que tienes un bajón no te acabas de recuperar al 100% pero puede que haya algún día que lo intente y quizás no lo consiga, quizás sí. Yo quiero pensar que no”.

 
 
 

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